29 de julio de 2011

¡SOLO QUEDAN 11 DÍAS!

¡No puedo creerlo! Tan solo quedan 11 días para cruzar el Atlántico. Dentro de menos de dos semanas estaré en un avión de camino a Estados Unidos. Este mes se me ha pasado volando, y es que parece que fue ayer cuando estuve en la embajada con el resto de becarios para obetener el visado.

Hoy llegaron a mis manos mis primeros dólares americanos. ¡Tienen un olor tan especial y son tan bonitos!

A medida que pasan los días, soy más consciente de todas las cosas que tanto voy a añorar y que forman parte de mi día a día en España. Voy a echar de menos el levantarme por la mañana, asomarme a la ventana y ver en el horizonte las torres de la catedral de Santiago. Voy a echar de menos las puestas de sol y los amaneceres que veo desde mi habitación. También voy a echar de menos el olor de la lluvia de Galicia, los días de tormenta, el olor de los churros que hace mi madre para desayunar los domingos, el olor a incienso de la catedral de Santiago...


                    Las torres de la Catedral desde mi cuarto

                                                                                                   Os Ánxeles y O Tremo desde mi cuarto


               O Tremo y las torres de la Catedral al fondo


                                                                                       Amanecer en el Monte Pedroso desde mi cuarto


Recuerdo que cuando supe que me había tocado la beca estaba eufórica y deseosa de marcharme. Si el 10 de diciembre me hubiesen propuesto coger un avión e irme ese mismo día, estoy segura de que no habría dudado en decir que sí. También me acuerdo de la tarde en la que estaba en el hospital para sacar una muestra de sangre y saber de qué grupo era. Tenía en mis manos el manual del estudiante y cuando leí que pasaríamos dos días en Nueva York me puse como loca. ¡Ir a la ciudad de mis sueños! ¡Ver Nueva York con mis propios ojos!

En cambio ahora, ni siquiera sé capaz de explicar cómo me siento. Creo que solo el resto de becarios serían capaces de comprenderme. Desde que faltan 15 días para marcharme, cuando me despierto por las mañanas, siento un cosquilleo en el estómago, como si estuviese montada en una motaña rusa. Deseo beber la última gota de cada instante, aprovechar cada segundo al máximo, guardar cada palabra en mi mente, saborear cada plato como si fuese el último, recordar cada lugar al que voy, las despedidas como si de tesoros se tratasen... Quiero guardar todo ello en mi interior para llevármelo conmigo.

De algún modo, escribir en este blog me relaja, me permite desahogarme y se convertirá en un gran aliado cuando me entre la morriña.


2 comentarios:

  1. saborear los pimientos de Padrón, unos pican y otros no, vas tu, te tomas uno y ... así no olvidarás su sabor.
    cada vez que te despides de alguien me doy cuenta de que es cierto que te vas pero en el fondo soy muy feliz porque esta etapa es muy importante para ti y por supuesto para mi.no solo para mi si no para otras dos personas que me ayudarán a darte un empujón si dudas en subirte al avión.
    ES UN GRAN RETO. TENDRAS MOMENTOS BAJOS PERO RECUERDA QUE TRAS LA TEMPESTAD SIEMPRE LLEGA LA CALMA.

    ResponderEliminar
  2. Está bien que tengas morriña de tu país, de tu casa, de tu familia, de todo lo que te rodea como cualquiera que se marchase de su país natal pero piensa que tienes una oportunidad que pocos puede conseguir y date cuenta que lo vas a poder tener todo esto siempre que quieras.
    Te queremos y te echaremos de menos pero no te vamos a impedir que te vallas porque es tu sueño y no quiero que te eches atrás por nosotros.
    Da gracias por esto, disfruta al máximo y tranquilizate, te vamos a apoyar en todo.

    Muchos besos

    Pablo.

    ResponderEliminar