PREPARÁNDOME PARA LA PARTIDA

¡Hola a todos! ¡Ya he regresado de Rianxo!

A medida que pasa el tiempo los días se hacen más cortos. ¡Quedan tres días! Serán tres días de gran estrés y nerviosismo, dedicados a la maleta, a los últimos preparativos y a las últimas despedidas. ¡Con lo nerviosa que estoy ahora no me quiero ni imaginar cómo estaré el día 9 de agosto! Yo creo que la noche anterior no voy a ser capaz de pegar ojo. De todos modos, ya me tengo que despertar temprano,  porque tengo que estar en A Coruña a las siete de la mañana y yo soy de las que prefiere ir con tiempo que llegar tarde.

Ayer fue un día fascinante a pesar del tiempo meteorológico, que no hacía más que cambiar.

Por la mañana fui al mercado con mi madre y compramos pescado fresco. Más tarde estuve con mi abuela Carmen, contándole muchas cosas sobre mi aventura americana.

Por la tarde aproveché para estar con mis padres y fui a dar un paseo con ellos. Tuvimos mucha suerte, porque calentaba el sol y hacía un tiempo ideal para estar al aire libre. Estuvimos en el paseo marítimo de Rianxo, también conocido como "ruta del colesterol". La marea estaba alta y el agua del mar brillaba bajo la luz del radiante sol; parecía un manto de plata. Tuvimos la suerte de ver cómo trabajaban los astilleros en la orilla y de cómo pulían el casco de un barco de considerable tamaño. Esta zona de Rianxo es un lugar estupendo para relajarse y disfrutar de su esencia costera.

                                           Astilleros de Rianxo

                                                                                                        Bajo un olivo en el paseo marítimo

                               Al lado del estanque del paseo

                                                                                                                         La tranquilidad del mar

Después me despedí de mi madrina Mary y de mi prima Lorena. ¡Las voy a echar mucho de menos!


Por la noche salí a dar un paseo con mi hermano Pablo por el puerto y el paseo de las fuentes, pero tuvimos la mala pata de que empezó a llover bastante. Pese a ello, disfrutamos del corto paseo e incluso tuvimos tiempo de sacar alguna que otra foto. ¡Menos mal que llevamos paraguas! De no haberlo llevado habríamos llegado a casa empapados. ¡Cuánto voy a echar de menos a mi hermano! Él también me va a echar de menos a mí y añorará nuestras diarias peleas. ¡Qué bien nos lo pasamos en Rianxo jugando al Monopoly! Aunque como no podía ser de otro modo, tuvimos nuestros pequeños roces a lo largo de la partida. Pero, como yo suelo decir, no pareceríamos hermanos si nunca nos peleásemos. Le deseo lo mejor en la nueva etapa que va a comenzar; sin duda alguna, le irá muy bien en 2º de ESO. Aunque este año no pueda celebrar con él su cumpleños, sí estaré para celebrar el próximo. ¡No se va a deshacer de mí con tanta facilidad!

                     Al lado del monumento a los marineros

Mi querido hermano en el puerto

                                                                                                               Resguardándome de la lluvia

Hoy por la mañana disfruté de un buen chocolate con churros que hizo mi madre. ¡Qué rico estaba! A pesar de comenzar el día con un toque dulce, también hubo muchas gotas amargas. A mí las despedidas siguen sin gustarme; es difícil decir adiós a aquellos con los que has vivido tan buenos momentos y a los que tanto quieres. También es difícil reprimir las lágrimas y despedirte con un cierto toque de felicidad para hacer menos amargo el adiós. ¡Hoy me despedí de tanta gente! Me despedí de mi tío Moncho, de mi tía María, de mi padrino Luis y de mis primos Sergio, Rocío, Antón, Lucía y Jorge. Lucía me estampó en la mejilla tres gigantescos besos y me dio un abrazo enorme. Aunque es pequeña, es consciente de que no me va a ver durante mucho tiempo. También me despedí de mi abuela Carmen. Cuando me estaba despidiendo de ella no lloré, pero justo cuando entré en el coche para marcharme, empecé a llorar. Los voy a echar mucho de menos a todos ellos.