PASANDO UNOS DÍAS EN RIANXO

Cada día falta menos para que me marche. ¡El tiempo vuela! Parece que fue ayer cuando todavía quedaba un mes para mi partida, pero no, en realidad falta menos de una semana. Quedan exactamente cuatro días para que cruce el Atlántico.

Estoy nerviosa y tengo miedo a lo desconocido, pero todas las personas a las que veo y de las que me despido, me dan fuerzas y me desean lo mejor. Todas esas personas me animan y me dicen que viviré una experiencia única y de la que debo disfrutar al máximo. La verdad es que su apoyo me ayuda mucho. Los correos electrónicos de mi madre de acogida y de mi hermana americana, me dan mucha confianza y me animan a comenzar con fuerza y entusiasmo la nueva aventura a la que me voy a enfrentar dentro de muy poco.

Vista panorámica de Rianxo

Ayer fue un día estupendo y del que disfruté muchísimo. ¡Qué bien me lo pasé por la mañana con mis primos Lucía y Antón! Fui con Lucía a la peluquería y después estuvimos leyendo cuentos juntas. Lucía es  una niña muy risueña y que siempre está llena de vida. Carga las pilas todas las noches y no se gastan hasta que es hora de volver a ir a la cama. ¡Qué bien nos lo pasamos juntas dibujando, leyendo cuentos e inventándonos divertidas historias! ¡Lucía tiene muchísima imaginación! En la maleta llevaré los dibujos que me hizo y también llevaré los que me regaló mi primo Jorge. La voy a echar mucho de menos y también voy a echar de menos a su hermano Antón, que ya casi tiene un año. No voy a  tener la suerte de ir a su bautizo, pero cuando regrese de Estados Unidos ya habrá aprendido a andar.

Por la tarde fui con mi madre al paseo marítimo y estuvimos en una pequeña playa. Nos sentamos en una barca que había en la arena y escuchamos el relajante sonido de las olas. ¡Qué bien se estaba allí! A mí me gusta disfrutar de un Rianxo como el de ayer; del Rianxo tranquilo, cuando no hay nadie en las playas ni en el paseo, cuando el cielo está nublado y corre una brisa fresca. Me gusta poder disfrutar de esa paz y esa calma en lugar de pasarme una tarde entera metida en una playa llena de gente y soportando un calor sofocante. También me gusta el olor del mar y sentir el crujir de la arena bajo mis pies.

                                 En el paseo marítimo de Rianxo

                                                                                                        En el paseo marítimo, con niebla

                          Vistas de la playa en la que estuvimos

¡Por cierto! Tengo novedades acerca del viaje que haré a Florida en el mes de diciembre. Voy a pasar una semana allí; estaré desde el 17 de diciembre hasta el 24. Iremos a casa de los padres de Amy, que viven en una ciudad llamada Fort Lauderdale y que se encuentra al sur de Florida. Como ya os habréis imaginado, lo primero que hice al descrubrir el destino, fue buscar información sobre el lugar y alguna que otra foto.

Fort Lauderdale, una ciudad que no conocía hasta ahora, es conocida como la Venecia de América. Sí, yo también me sorprendí cuando lo leí y me pregunté cuál sería el motivo de que se le diese ese nombre. Se llama así porque cuenta con un extenso e importante sistema de canales. Yo, que soy una amante de las ciudades italianas y que siempre había soñado con ir a Venecia, voy a ir a la Venecia de América.

                                       La ciudad y sus canales

                                                                                                                      Canal de Fort Lauderdale

Esta ciudad es una de las más importantes del sur de Florida y muchos turistas la visitan cada año. Hay un gran número de puertos deportivos (sobre unos cien), varios astilleros y un centro de vela.

                              Atardecer en Fort Lauderdale

                                                                                                                 Playa de Fort Lauderdale

Voy a pasar las vaciones de Navidad al lado del mar y puede que incluso tenga la oportunidad de ir a la playa.

¡Ahora seguiré disfrutando de Rianxo!